Tal ves recuerdes el robo masivo de fotos de famosos de cuentas Apple iCloud, debemos decirte que los pederasta, recorren la red en busca de material como las fotos de tus vacaciones, sabiendo que el principal rito de paso tecnológico para un pre-adolescente es disponer de su primer smartphone o acceso al mismo, muchos padres no ven el problema de seguridad que esto representa en sus diferentes vertientes. Y eso sin pensar en el espionaje masivo de las agencias creadas por los estados, incluyendo el Dominicano.
Con todo ello, vivimos en un eterno debate sobre las medidas de seguridad que hemos de tomar sobre la intimidad de nuestra familia y especialmente de nuestros hijos; por lo que me parece muy interesante estas 10 normas básicas para publicar fotos de niños en redes sociales, descritas en el blog laifr.com
Todos tenemos niños pequeños en nuestras vidas. Hijos, sobrino, primos… Y casi todos tenemos un smartphone y acceso a redes sociales. Muchas veces subimos fotos en Facebook, Twitter o Instagram de niños pequeños sin pensar.
Si es así, puedes estar cometiendo un grave error. En internet no sólo están tus amigos y familiares que podrán ver las fotos de tus hijos o sobrinos, lo que puede ser muy peligroso si no sigues ciertas precauciones básicas muy importantes para proteger su privacidad y seguridad. Si tienes hijos, sobrino o de algún amigo, que sean bien parecidos, o incluso sobrinos y primos espectaculares, como es mi caso, puedes seguir publicando sus fotos en Facebook. Pero antes, asegúrate de que cumples los siguientes consejos antes de seguir subiendo sus fotos en las redes sociales, el peligro acecha constantemente.
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En la foto no debe aparecer nunca ninguna pista sobre los lugares que frecuenta, como su escuela o un parque.
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Nunca fotografiarlos junto a tu vehículo, y mucho menos que salga la placa del mismo.
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No añadas datos a la foto que puedan identificar al menor. Por ejemplo, no pongas su nombre o apellidos al nombre del archivo de la foto.
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Nunca, nunca, nunca publiques información sobre los horarios del niño y las actividades que realiza habitualmente.
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Cuando publiques una foto de tus niños, no incluyas información que haga pensar que están solos. Prohibido decir los echo mucho de menos cuando trabajo, los extraño, etc.
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No publicar fotos que incluyan uniformes del colegio o camisetas que puedan identificar sus actividades extracurriculares. Evita credenciales que permitan a un extraño localizarlos.
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Si haces la foto con un móvil o tableta con GPS, asegúrate de que la función de localización esté desactivada o que esos datos se hayan borrado. Si no lo está, se podría rastrear dónde se hizo la foto y encontrar al niño.
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Comparte esta información con tus amigos y familiares y que entiendan la gravedad de publicar fotos de niños en internet. Pídeles que no publiquen fotos de tus hijos sin tu consentimiento.
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Recuerda que tras publicar una foto de un niño en Twitter o Facebook, incluso aunque la compartas sólo con tus amigos, debes dar por hecho que desde ese instante es completamente pública. Y hagas lo que hagas es posible que jamás seas capaz de eliminar esa foto de internet.
Y además de su propia seguridad, las fotos que publicamos son de menores, aún inconscientes del impacto que pueden tener en sus vidas. Imagina que cuando te haces adulto tienes toda tu vida fotografiada y publicada en internet sin que hayas podido tomar una decisión responsable y madura sobre si te parecía bien o no. ¿te gustaría? Tú debes ser el responsable. No publiques fotos que te parecerían mal si fueran tuyas.
En definitiva, toma las medidas necesarias para que todas las fotos sean 100% anónimas y no haya manera de rastrearlas, ni de identificar al menor. Desgraciadamente un niño pequeño es fácilmente manipulable y con muy pocos datos se le puede engañar para que acompañe a un extraño.
Finalmente, es importante aportar una décima norma que resume todas las anteriores, sentido común; no hace falta vivir obsesionados con la seguridad, ni dejar de vivir nuestras vidas normalmente, pero lo cierto es cada vez hay más personas conectadas a internet.
Hace falta tener un sentido crítico sobre nuestros actos y transmitirlos a las nuevas generaciones, que por cierto queman etapas en la red mucho más rápido que sus progenitores.