El proyecto de Mark Zuckerberg para «llevar acceso a Internet a los países pobres del mundo» está en boca de todos desde hace meses. Bajo la denominación de «Internet.org«, Facebook afirma que se propone «conectar a los dos tercios de la población mundial que no cuentan con acceso a Internet». En alianza con compañías mundiales como Nokia y Samsung, operadoras de telefonía locales, y con el apoyo de diversos gobiernos del mundo, este proyecto se encuentra en marcha desde la India hasta Colombia, y Zuckerberg sigue en conversaciones para hacerlo crecer más.
Internet.org se plantea ofrecer a la población hasta ahora no conectada acceso gratuito desde una aplicación a servicios básicos y una lista selecta de páginas web, que comienza por el propio Facebook y abarca páginas de información sobre el clima, anuncios clasificados, la Wikipedia, y servicios que varían de país a país. Puesto de este modo, pareciera un esfuerzo loable y desinteresado,una apuesta en el poder de Internet para ayudar a la gente a acceder a sus derechos básicos y a salir de la pobreza. Pero lo cierto es que, como es bien sabido, cuando te venden algo gratis, el producto eres tú.
¿Qué es Zero Rating?
Zero-Rating (o Datos de Tráfico Gratuito) es la práctica mediante la cual ciertas operadoras de telefonía móvil permiten a sus clientes el uso de un determinado servicio o aplicación, sin que resulte en cargos en su plan de datos. Uno de los principales argumentos a favor del zero-rating es que disminuye el costo del acceso a la información en países menos desarrollados. En la práctica, este acceso subsidiado a ciertos servicios ha sido criticado por minar la libre competencia e innovación y violar el principio de neutralidad de la red, constituyéndose así en una amenaza al Internet abierto y libre. Las prácticas de zero-rating, entre otras cosas, otorgan ventajas injustas a servicios ya establecidos frente a nuevos desarrollos que podrían competir contra ellos, y sitúan a los usuarios dentro de una burbuja controlada cuyo contenido es determinado por terceros, y no por ellos mismos.
Facebook y su hambre infinita de datos personales
De acuerdo con declaraciones del propio Zuckerberg, el modelo de negocios de Facebook requiere de un mayor uso de Internet, en general, para poder escalar adecuadamente. Facebook deriva sus ganancias de la venta de publicidad focalizada, y la manera en la cual consigue enfocar esta publicidad del modo más directo posible es amasando grandes cantidades de información personal sobre sus usuarios.
Facebook recopila información sobre los hábitos de navegación de sus usuarios incluso fuera de la red social. En el caso de Internet.org, todo el tráfico de los servicios incluidos en el proyecto es redirigido a través de los servidores de Facebook, que funciona como un proxy, y el servicio no soportará protocolos de tráfico cifrado a través de la red como HTTPS. Esto, evidentemente, plantea problemas graves en lo que respecta a la privacidad de los datos personales de sus usuarios, al significar que todo el tráfico en Internet.org será visible no sólo para el proxy, sino para todos los intermediarios.
¿Es mejor tener migajas que no tener nada?
El jardín cercado de Internet.org permite a los usuarios acceder a unos servicios que han sido seleccionados por acuerdo entre Facebook, las empresas de telecomunicaciones y los gobiernos locales; sin HTTPS, VoIP, video, transferencias de archivos, fotografías en alta resolución», sin Flash ni JavaScript, y sin cifrado. Si bien recientemente han «abierto» su plataforma a desarrolladores, éstos tendrán que cumplir con estas restricciones y ser aprobados por Facebook para formar parte del servicio. Es, tal como han señalado activistas de derechos digitales en todo el mundo, Internet pobre para los pobres, apenas migajas, al punto que llamarlo Internet es en sí mismo una mentira.
Zuckerberg ha respondido a los argumentos con respecto a la neutralidad de la red declarando que éstos «no deberían ser usados para privar a la gente de oportunidades», y ha usado explícitamente el argumento de que «un poco es mejor que nada». Esto, que es repetido sin fin como una verdad absoluta, puede sin embargo ser una falacia argumental. Un «poco» de Internet (en este caso, de una porción mínima de Internet, seleccionada por acuerdo entre gobiernos y empresas privadas, sin garantías de privacidad) puede ser terriblemente dañina para la red neutral y abierta, para la libertad de expresión y para la innovación y la competencia, todos éstos principios que Zuckerberg dice proteger y defender.
Usar una falacia argumental («si estás contra Internet.org, estás contra los pobres»), y pretender que la elección es, necesariamente, entre Facebook o nada, y que quienes defendemos la neutralidad de la red estamos defendiendo una supuesta «pureza intelectual» por encima de las necesidades de la gente, no constituye un argumento sólido. Es evidente que las personas que no poseen acceso a Internet, tal como argumenta Internet.org, preferirán «un poco a nada». Pero quizás también alguien muriendo de sed elija beber de un cáliz envenenado.