El pasado 8 de abril de 2014, llegó el fin de una era, una fecha que parecía lejana pero que, realmente, paso frente a nosotros: el fin del soporte a Windows XP. El 8 de abril del 2014, Microsoft cerró uno de los capítulos más brillantes de su carrera; Windows XP pasó a ser un sistema operativo obsoleto y no se lanzarán más actualizaciones o parches. El fin del soporte de XP no es algo para tomarse a la ligera, sabiendo que a la fecha aun mantiene una cuota de mercado de casi un 24%, fue la versión de Windows más utilizada por los usuarios a pesar de que, de que se lanzo Windows Vista, 7 y 8, en la actualidad Windows XP es un “barco fantasma” que navegar a la deriva.
¿Debemos preocuparnos por el fin del soporte de Windows XP? Personalmente, creo que es algo que debemos tener muy en cuenta aunque, eso sí, no es que sea el fin del mundo. Microsoft dijo que, aunque finalizó el soporte, mantendrá hasta julio de 2015 las herramientas de eliminación de malware con el objetivo de darnos algo más de margen para migrar hacia otro sistema operativo.
Migrar hacia otra plataforma es, evidentemente, la opción a seguir. Podemos cambiarnos a Linux y, evidentemente, también podemos actualizar hacia otras versiones de Windows (Windows 7, 8/8.1). Sin embargo, si pienses que mantenerte en Windows XP es una buena idea, creo que deberías replantearte esa opción.
Los riesgos de seguir usando Windows XP.
En marzo de 2014, Microsoft desplegó una actualización destinada a recordar la fecha del 8 de abril; si bien es cierto que han alargado el soporte de la herramienta de eliminación de malware para ofrecer cierto colchón de tiempo a los más rezagados (sobre todo, a nivel empresarial donde las migraciones son procesos lentos), este hecho no significa que Microsoft haya movido la fecha fijada para el fin del soporte. Aunque no nos guste y, en cierta medida, tengamos que dedicar tiempo a hacerlo; no nos queda otro remedio que migrar hacia otra plataforma porque, a partir del 8 de abril 2014, comenzó un gran declive para XP y llegará un momento en que no podamos trabajar con esta plataforma.
¿Y por qué no deberíamos seguir usando Windows XP? ¿Qué riesgos o qué desventajas presenta no migrar?
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Las actualizaciones que, periódicamente, Microsoft lanzaba para Windows XP solían solventar problemas y bugs de este sistema operativo; es decir, ya no contamos con estos recursos destinados a reparar agujeros de seguridad o errores en el sistema.
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Los bugs y las vulnerabilidades pueden ser explotadas por terceros y, por tanto, no contar con soporte hace que la plataforma sea mucho más vulnerable a ataques. Sí, se mantiene la herramienta de eliminación de malware pero los bugs seguirán estando y no se van a reparar así que, al final, el riesgo se sigue manteniendo en vez de mitigarse.
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Windows XP tiene casi 13 años, tiempo de sobra para que terceros con no muy buenas intenciones lo hayan analizado en profundidad para buscar errores y bugs que, por ahora, no hayan sido resueltos por Microsoft. La evolución de los sistemas operativos de Microsoft, además de ofrecer nuevas funcionalidades, buscan mejorar la seguridad y, por tanto, Windows 7 o Windows 8 presentan mejores controles y medidas de seguridad que Windows XP.
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Microsoft no es la única compañía que le dará la espalda a Windows XP. Los desarrolladores también han ido dejando de dar soporte a sus aplicaciones para esta plataforma. Llegará un momento en el que no podamos actualizar nuestro antivirus, nuestro navegador o nuestro cliente de correo electrónico; un panorama que nos hará más vulnerables y nos dejará estancados.
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Google hace tiempo que anunció que en abril de 2015 cesaría el soporte de Google Chrome para Windows XP y, evidentemente, navegar con un navegador obsoleto nos hace vulnerables (alguien podría explotar una vulnerabilidad) y, con el tiempo, nos toparemos con aplicaciones web que no soporten la versión de navegador que estamos usando.
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Los desarrolladores de software no serán el único problema que encontraremos, en el terreno del hardware nos pasará algo parecido. Poco a poco, el nuevo hardware que llegue al mercado dejará de ofrecernos drivers para Windows XP y nos será complicado que funcione en nuestro viejo PC. El soporte del hardware es importante y, siendo pragmáticos, los fabricantes no van a dedicar tiempo y recursos a sistemas operativos que están muertos.
¿Y qué hacemos entonces?
Al inicio lo hemos comentado, si estás usando Windows XP debes plantearte un cambio de sistema operativo. Evidentemente, no se paralizará el mundo; tenemos algo de margen para migrar y no tenemos que hacerlo de manera acelerada (no pasa nada si seguimos usando Windows XP pero tampoco debemos “dormirnos en los laureles”).
Dependiendo del estado del hardware de nuestro equipo podremos valorar si pasamos a Windows 7 o Windows 8 o si, por ejemplo, queremos hacer algo más radicar y pasarnos a Linux. Entre las ventajas de Linux, precisamente, se encuentran unos requisitos de hardware algo menos exigentes y, de hecho, podemos encontrar distribuciones ligeras especialmente diseñadas para equipos con pocos recursos.