En la encrucijada de la movilidad sostenible, los vehículos eléctricos han emergido como una alternativa prometedora a los vehículos convencionales impulsados por combustibles fósiles. Pero ¿qué tan ecológicos son realmente? ¿Y cómo se comparan en términos de costos? En este artículo, exploraremos el impacto ambiental y económico de ambos tipos de vehículos.
Fabricación y Emisiones
La fabricación de vehículos eléctricos y convencionales requiere una cantidad significativa de energía. Para darte una idea, se estima que se necesitan más de 55,000 MJ (megajulios) para producir un solo automóvil, lo que equivale a la energía contenida en aproximadamente 1,800 litros de gasolina. Sin embargo, es importante destacar que esta cifra puede variar según el fabricante y el modelo específico.
Además, la demanda de baterías para vehículos eléctricos está creciendo rápidamente. En escenarios optimistas, se espera que la demanda de baterías para autos eléctricos aumente cuatro veces y media para 2030 y casi siete veces para 2035 en comparación con 2023.
Los principales contaminantes emitidos por los vehículos convencionales:
Los automóviles convencionales, impulsados por motores de combustión interna, utilizan gasolina o diésel como combustible. Estos motores queman combustibles fósiles, liberando una variedad de contaminantes dañinos al medio ambiente.
- Dióxido de carbono (CO2): Es el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático. Los coches convencionales emiten grandes cantidades de CO2 a la atmósfera durante la combustión de combustibles fósiles.
- Óxidos de nitrógeno (NOx): Estos compuestos contribuyen a la formación de la lluvia ácida y la contaminación del aire. Los motores de combustión interna son una de las principales fuentes de emisión de NOx.
- Partículas en suspensión: Los coches convencionales emiten partículas sólidas y líquidas al quemar combustibles fósiles. Estas partículas pueden ser inhaladas por los seres humanos y causar problemas respiratorios y cardiovasculares.
- Compuestos orgánicos volátiles (COV): Son compuestos químicos que contribuyen a la formación de smog y la contaminación del aire. Los vapores de gasolina y diésel liberan COV a la atmósfera durante el proceso de combustión.
Los principales contaminantes emitidos por los vehículos eléctricos:
En contraste, los vehículos eléctricos son impulsados por motores eléctricos alimentados por baterías recargables. Estos vehículos no queman combustibles fósiles y, por lo tanto, se considera que tienen un menor impacto ambiental. Veamos cómo los vehículos eléctricos abordan cada uno de los problemas de contaminación mencionados anteriormente:
- Emisiones de CO2: Los vehículos eléctricos no emiten CO2 durante su funcionamiento, siempre y cuando se recarguen con electricidad de fuentes renovables. Si la red eléctrica se basa en energías limpias, como solar, eólica o hidroeléctrica, los coches eléctricos tienen cero emisiones directas de CO2.
- Emisiones de NOx: Los vehículos eléctricos no emiten NOx, ya que no tienen motores de combustión interna. Esto ayuda a reducir la contaminación del aire y mejora la calidad del aire en áreas urbanas.
- Partículas en suspensión: Dado que los vehículos eléctricos tienden a ser más pesados que los convencionales, las emisiones de PM10 y PM2.5 son muy similares.
- Emisiones de COV: Los vehículos eléctricos tampoco liberan COV, ya que no hay combustión de combustibles fósiles involucrada en su funcionamiento. Esto contribuye a reducir la formación de smog y mejora la calidad del aire en entornos urbanos.
Ahorro en términos económicos para el usuario
Partamos de la idea de que los vehículos eléctricos son mucho más caros que sus homólogos de combustión, generalmente va de un 30 a 60% más caros.
Por ejemplo, podrías comparar directamente un Tesla Model 3 con un BMW Seria 3, el Model 3 tiene un precio aproximado a los US$55,000 y el Seria 3 US$38,000, notamos que la diferencia es de aproximadamente un 45%.
Pero vamos directo al tema de combustible, en promedio un vehículo de combustión puede rendir unos 35 km/g, para un recorrido en ciudad de 400km, consumirás unos 12 galones, al precio actual será el equivalente a unos US$60.
Un Tesla Model 3 tiene una batería de 60 kWh, para una autonomía de 345km, la carga completa costaría aproximadamente US$9.00 aunque depende el consumo total y en que escala de precio entres.
Con los datos antes mencionados, haz este ejercicio conmigo: Partamos de la diferencia en costo de US$17,000 y dividámoslo en 5 años, tiempo en que regularmente tenemos garantía del fabricante y los vehículos tienden a no dar problemas.
Esos 5 años, nos da un total de 60 meses y si dividimos la diferencia del costo total del vehículo, nos da como resultado US$283 dólares mensuales. Si tomamos esa diferencia como presupuesto y tomando estrictamente la excusa de ahorro de combustible, esos US$283 nos daría para recargar el tanque casi 5 veces al mes.
Ese simple calculo, nos indica que necesitaremos mínimo 5 años para que comience a ser rentable la adquisición de un vehículo eléctrico solo tomando el consumo de combustible como parámetro más importante.
Las baterías, el mayor dolor de cabeza
Normalmente se emplean ánodos de grafito, o grafito y silicio, y cátodos de litio, níquel, cobalto y aluminio, por ejemplo, Panasonic, para Tesla, o de litio, níquel, manganeso y cobalto, por ejemplo, LG Chem, para Renault, Chevrolet, Opel, Volkswagen y otros fabricantes.
Solo queda hablar de uno de los componentes que podrían marcar la diferencia: las baterías que usan todos los vehículos eléctricos, que, siendo su mayor ventaja, resulta también ser su perdición. Debido a que los eléctricos almacenan su energía en pilas de litio, se podría considerar que la materia prima necesaria, que es escasa en el planeta, y la necesidad de ingente energía durante su producción, podrían disparar sus emisiones de CO2.
Según un estudio del Instituto Medioambiental de Suecia, el proceso de elaboración de una batería eléctrica de 100 kWh genera hasta 200 toneladas de dióxido de carbono. Y esto es así, porque el ion de Litio necesita de mucha energía para ser extraído, como ocurre con otros componentes como el níquel y el cobalto. Según el estudio, esas cifras son el equivalente al CO2 generado al conducir un auto diésel o gasolina durante aproximadamente ocho años.
Podemos hacer el ejercicio de que un vehículo convencional, genera unas 2 toneladas de CO2 mensualmente, pariendo de que 8 años son 96 meses, dividiendo 200 entre 96 y asumiendo que 100 kWh otorga una autonomía de casi 400Km al igual de unos 12 galones de gasolina.
Conclusión
En última instancia, la elección entre un auto eléctrico y uno convencional depende de tus necesidades, presupuesto y conciencia ambiental. Los eléctricos son más limpios durante su uso, pero es importante considerar todo el ciclo de vida. La movilidad sostenible es un camino en evolución, y cada decisión cuenta para un futuro más verde y económico.
Las PM10 se pueden definir como aquellas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento ó polen, dispersas en la atmósfera, y cuyo diámetro varía entre 2,5 y 10 µm (1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro).
Son las mismas partículas que las PM10 pero su tamaño tiene que ser de menos de 2,5 micras, es la fracción respirable más pequeña.
¿Tú qué opinas? ¿Estás listo para dar el salto hacia la electrificación? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!
: Fuente: Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). : Fuente: European Environment Agency (EEA). : Fuente: International Council on Clean Transportation (ICCT). : Fuente: Transport & Environment (T&E).