El viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, declinó referirse a hechos específicos de ciberseguridad. Aseguró, no obstante, que la Casa Blanca no cree que sus sistemas clasificados se hayan visto comprometidos.
Poco después, la Casa Blanca respondió oficialmente al reporte de la CNN diciendo que se trataba de un incidente revelado el año pasado, y sin hacer mención a quién fue el responsable de la filtración.
«Este reporte no se refiere a un nuevo incidente. Está especulando sobre la atribución de la actividad sobre la red no confidencial que la Casa Blanca reveló el año pasado», explicó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Mark Stroh.
Aunque la Casa Blanca subraya que no se vieron afectados los sistemas clasificados, el canal habla de una «grave intrusión». Los hackers accedieron a información como detalles no revelados sobre la agenda del presidente Barack Obama. Ese tipo de datos son valiosos para los servicios secretos extranjeros, señala CNN citando a las fuentes gubernamentales.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI), el Servicio Secreto -a cargo de la seguridad del presidente- y las agencias de inteligencia estadounidenses están investigando el caso. El ataque es considerado uno de los más sofisticados llevados a cabo jamás contra la Casa Blanca.
Los hackers ingresaron primero en el sistema informático del Departamento de Estado y emplearon una cuenta de e-mail como punto de partida para infiltrarse en la red central del gobierno.
Según los investigadores, determinados códigos indican que los hackers trabajaban para el gobierno ruso. La administración estadounidense se mostró sorprendida por la «ferocidad» de las intrusiones rusas en los sistemas informáticos de los últimos tiempos.
La Casa Blanca había hablado en octubre pasado de «actividades sospechosas» en su red no clasificada. Tras ello, el sistema fue revisado para tomar medidas de seguridad.